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Apuntes sobre dramaturgia -José Emilio Hernández

José Emilio Hernández, dramaturgo mexicano y residente de Dínamo 6 en 2019, comparte con Interdram algunas de sus reflexiones sobre la escritura, la dramaturgia y sus procesos.


"Uno se pone a escribir dramaturgia diferente a como se pone a escribir un cuento. Es un estado de alma. Para mí es fundamentalmente escribir desde la cornisa, tanto anecdóticamente como formalmente, la dramaturgia me exige –aquí no generalizo- un aquí y un ahora, estar presente en el acto y en la ficción."



- Empezaré diciendo que es harto difícil pensar la dramaturgia. Y no porque yo la escriba deba tener de ningún modo la verdad o nada parecido, al contrario lo que puedo hacer son apuntes o aproximaciones sostenidas en mi experiencia, que no es larga o particularmente vigorosa, pero sí constante y apasionada. Es recurrente en mi reflexión la pregunta, ¿qué hace que la dramaturgia sea dramaturgia?


Evidentemente no puedo contestar esa pregunta porque no sé la respuesta. Si la supiera, este texto tendría otro encabezado. Pienso mucho en los textos que no son precisamente dramaturgia que se llevan a escena. Son incontables los casos de poemas, de fragmentos de novela o de novelas enteras o aun ensayos que se vuelven puestas en escena. Y pienso que hay algunos de esos espectáculos que son muy buenos en verdad, eso me hace pensar en el componente dramático que comparten estas expresiones literarias con la dramaturgia. Sería también insensato pensar que la dramaturgia es únicamente componente dramático o variaciones de este.


Entiendo, pues, que la dramaturgia tiene, como otros géneros literarios, un componente dramático que la empuja hacia la escena. Sin embargo, la poesía, el ensayo, la narrativa, la crónica, tienen además de ese componente dramático, otro espacio que los hace existir fuera de la escena, donde discuten asuntos solamente poéticos o ensayísticos, es decir, donde lo dramático pasa a un segundo plano. Pienso, entonces, si la dramaturgia existe fuera del fenómeno teatral. Diseccionemos la reflexión con otra pregunta, ¿qué le aporta la dramaturgia a la puesta en escena? Mi respuesta es que no le aporta nada diferente que otro texto con componente dramático no le aporte. Si lo que hace único a la dramaturgia es el componente dramático, eso bien se lo puede ofrecer un poema de Whitman o un ensayo de Benjamin. Es decir, si lo que necesita la escena es lo dramático, entonces la dramaturgia sale sobrando. Y si la escena no necesita ya a la dramaturgia, con qué se queda.


Es común la sentencia de que la dramaturgia es una herramienta textual para asir el instante. Creo que lo hace, pero creo también que cualquier forma de escritura atrapa el instante, siempre y cuando sea esa su ambición, El Aleph, de Borges atrapa un instante único e irrepetible, me parece que Viaje a la semilla, de Carpentier logra acercarnos a un momento específico. Una fotografía atrapa el instante y no es dramaturgia. Una película es una secuencia de instantes. Y sí, la dramaturgia también creo que atrapa un instante, pero eso es compartido con otras disciplinas y no la nombra, no la identifica. Desde que la escena se emancipa de la dramaturgia, es cuando nos preguntamos sobre su existencia fuera de los teatros. Como decía líneas arriba, no tengo la respuesta. Pero creo que es importante comenzar a pensarlo. Y una de las directrices que nos encamina a esa reflexión es observar la dramaturgia como un proceso literario independiente al fenómeno teatral.


Antes me preguntaba con qué se queda la dramaturgia y creo que la respuesta gira en torno a un paso antes de la escritura. Es decir, a la disposición de escribirla. Uno se pone a escribir dramaturgia diferente a como se pone a escribir un cuento. Es un estado de alma. Para mí es fundamentalmente escribir desde la cornisa, tanto anecdóticamente como formalmente, la dramaturgia me exige –aquí no generalizo- un aquí y un ahora, estar presente en el acto y en la ficción. Saber que lo que uno está escribiendo en ese momento cambiará radicalmente lo que se escribirá después y re-significará lo que se escribió antes. Es palabra porosa, sombría, casi un fantasma, la dramaturgia exige entradas de aire, tuberías expuestas, como si fuera una obra negra. Es un proceso vivo que requiere la disposición de aceptar perderlo todo en un segundo, que se construye y se destruye. Si estás escribiendo así estás escribiendo dramaturgia, aunque no sea una obra de teatro.


Es imposible no caer en visiones personales cuando se habla de escritura, creo que cada quien escribe como puede escribir y como cree que se escribe. Por eso es harto difícil pensar la dramaturgia o cualquier manifestación literaria. Pero estoy convencido de que es importante pensar esto. Aunque sea la punta de lanza, pensar la dramaturgia, también es escribirla.


José Emilio Hernández, Ciudad de México. Agosto 2021

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