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GOPAL IBARRA

Actualizado: 8 jul 2020

Entrevista por Mauricio Fuentes para Interdram.

20 de mayo de 2020.


“No estamos con medias tintas, lo que busco es que cuestionen mis actos, que cuestionen todos mis escritos, pues mis ganas de hacer teatro son para molestar y plantear mi malestar, tanto al grupo de artistas que me rodea, como a la sociedad dormida y neoliberal en la que se construyen”.



Gopal Ibarra. Créditos fotografía Paulina Cortés.


Los hermanos Ibarra representan el opuesto de “Caín y Abel”. En ellos todo se complementa y se comparte. Como compañía, el resultado habla por sí solo. No solo se asisten en los roles- dramaturgo y director -, han sido capaces de reformatear la puesta en escena, principalmente con la inclusión de los llamados “elencos ciudadanos”: puestas de la escena expandida, con mucho sentido social e “identitario”. Ellos no solo convocan a una gran cantidad de público en las butacas, también lo hacen arriba del escenario, como una suerte de espejo, donde los chilenos diversos, nos miramos a nosotros mismos, nos reconocemos como sociedad y como pueblo.


“Hermanos Ibarra”, es la compañía que formaste con tu hermano, Visnu Ibarra, desde sus primeros montajes cuando, todavía, estudiaban en la escuela de Teatro. Luego, egresados, han pasado por diversas etapas de creación y crecimiento. ¿A qué se debe el afiatamiento, la complementación y los resultados exitosos de esta dupla? ¿Qué aspectos de su relación de hermanos, contribuyen a que funcionen como compañía, con una trayectoria larga?


Estudiar teatro es una de las cosas más lindas que me ha pasado en la vida, sobre todo compartir la educación junto a mi hermano y crear una compañía apenas entré a la carrera. En el liceo escribía poesía, llegando a la Escuela de Teatro del ARCIS, comencé a cambiar la poesía por el texto dramático. Mis grandes maestros, Radrigán y Griffero, me escuchaban la pluma, me la corregían y me la direccionaban de algún modo. En segundo año de escuela, escribí y dirigí lo que sería mi primera pieza teatral ”El Sangrado Corazón de Jesús”, obra ganadora del festival de nuevos directores de la Universidad de Chile, obteniendo un premio especial, también, por dramaturgia. Así obtuve una beca para cursar el Magister de dirección de la Universidad de Chile. En ARCIS fui compañero de curso de mi hermano y en la Universidad de Chile, Visnu Ibarra actuaba para mis trabajos de dirección, la dramaturgia la escribíamos juntos, él actuaba los textos y yo los escribía. La fraternidad, la hermandad, discutir y tener puntos de vista distintos, ayudan a enriquecer la teatralidad.



Tu trabajo como dramaturgo dentro de la compañía “Hermanos Ibarra”, ha pasado por tres etapas bien diferenciadas, pero coherentes entre sí, que tú describes como tres estilos bien definidos: 1. El melodrama farsesco y latinoamericano. 2. Realismo duro, con unidad de tiempo y espacio. 3. Dramaturgia para una puesta en escena, concebida con elementos del teatro brechtiano: incorporación de música en vivo, elenco ciudadano, extrañamiento. ¿Cómo se fue dando esta evolución?


Es una evolución bastante lógica, pues en un principio, teníamos el ímpetu de la copia, el pastiche, tenía muchos referentes cinematográficos, además, yo antes de estudiar teatro quería estudiar cine, profesión que tambien estoy ejerciendo en la actualidad. Entonces, en mi calidad de cineasta autodidacta, comencé a copiar todo lo que venía del cine. Incursioné así en un teatro latinoamericano con citas a las películas que marcaron mi vida. De esa manera, nació lo que denominamos como "la trilogía marginal", que tenía una temática “poblacional”, con referentes de películas gringas. De esta etapa nacieron: “Milagro Americano”, “Dreams” y nuestra primera obra “El Sangrado Corazón de Jesús”. En una segunda etapa, pasamos a una fase más realista, más política, con obras como: Colo-Colo 91 y Luis Emilio II. A este periodo, también, corresponden textos míos que realicé a pedido para otros directores de teatro, como: “Zapatos con sangre” o “Dios es un lujo”.

Y la tercera etapa, es la del teatro épico musical, aquí nos adentramos en la política de hacer teatro ciudadano. Esta es una fase donde comenzamos a ver lo emocionante del teatro, lo que realmente se vive cuando trabajas con numerosos elencos.“Victor sin Victor Jara”, es nuestra primera obra en esta trilogía de cantautores chilenos. Cuando se hace un trabajo ciudadano, cuando ya no se trata de hacer teatro para el pueblo, sino que es el pueblo quien se toma el teatro, no lleva a continuar con obras como “La Carta” o “Pateando Piedras”, que enmarcan la trilogía musical chilena. Siempre teníamos el ímpetu de lo político, que es lo que nos gusta más. Si no, ¿Para qué hacer teatro?



Foto de Nicole Marín. Actor Nicolas Zarate, y coro ciudadano.



En su último periodo, con la “trilogía musical”, trabajan en base a la dialéctica brechtiana. El cuestionamiento sobre la realidad que vive y/o ha vivido Chile en el pasado, aparece en escena en una constante que invita al público a pensarse como sociedad. Esta metodología se manifiesta a través de diversas preguntas, respuestas y contrarespuestas, que se ponen sobre la escena y que apuntan a interpelar, principalmente, el modelo neoliberal, lo que deja en evidencia una postura política bien explícita. Hay dramaturgos y algunos artistas de otras áreas, que hoy se definen como “panfletarios” y reivindican el concepto. ¿Existe este elemento en el teatro que ustedes hacen? ¿Crees que es válido el panfleto en el arte?


El panfleto es parte de nuestro teatro, nos consideramos panfletarios de tomo y lomo. Nuestro teatro se escribe desde el malestar/molestar , desde el manifiesto, desde lo que le molesta al artista privilegiado, desde la comodidad del lugar, busco con mi dramaturgia traspasar los límites de esa comodidad. Así es como nos ponemos en carne de cañón frente al teatro, nos predisponemos y disponemos en nuestro teatro, es así como surgen los puntos de vista radicales. No estamos con medias tintas, lo que busco es que SÍ cuestionen mis actos, que cuestionen todos mis escritos, pues mis ganas de hacer teatro son para molestar y plantear mi malestar, tanto al grupo de artistas que me rodea, como a la sociedad dormida y neoliberal en la que se construyen. Pero ojo con esto, no digo que hago “teatro para los artistas”, hago teatro para que la ciudadanía entera se sienta inspirada e interpelada con cada puesta en escena, y salgamos a luchar, y por qué no, para cambiar también esta normalidad por una un poco más linda.



Foto de Nicole Marín. Actriz Paula Zúñiga con danza y coro ciudadano.


En la “trilogía musical”, tu dramaturgia comienza a tejerse con canciones de artistas chilenos canónicos. ¿Cómo entras en la voz de estos cantantes y cómo se transforma tu autoría en ese proceso?


Es una muy buena pregunta, mi dramaturgia siempre entra a dialogar con alguien, nunca entra egoístamente sola, siempre busco hacer cruces, si no es con el actor, debe ser con otros artistas, es así como a veces tomo referentes textuales cinematográficos y los adapto, o a veces copio otras cosas…. y SÍ, es copia, y no le tengo miedo tampoco a la palabra copia, entre más copie mejor me siento… es como si estuviera haciendo una oda a mis antepasados, a mis compañeres artistas y es lo que me encanta de nuestra arte, la comunión y la asociatividad. Si no estoy copiando referentes, estoy haciendo una copia de lo que piensan las actrices, escribo dramaturgia en base a ellos, copio lo que dicen, a veces hasta textual, otras veces, las paso por una pulsión poética. Lo mismo hice con Victor (Jara), Violeta (Parra) o Jorge (González), en “Victor sin Victor Jara” escribía en base a las canciones de Victor, en “La Carta” todo era cantado, son sólo canciones como dramaturgia, en “Pateando Piedras”, hice jugar las entrevistas que dio González a la prensa, con la palabra de los actores, todo se confunde y enriquece.



Foto de Nicole Marín. Danza y coro ciudadano.


El principal “gesto épico” de las últimas obras que han montado, aparece con la entrada del “elenco ciudadano”. Este grupo de personas funciona como un coro: cantan, bailan y algunos encarnan, a ratos, a los personajes de la obra. ¿Cómo es la elección de este elenco? ¿Cómo los preparan? ¿Cuál es el principal significado que le dan?


La elección de los grupos ciudadanos es parte fundamental de nuestra metodología de trabajo, en esta última etapa musical épica. Hacemos audiciones masivas de más de 500 personas e incluso, impartimos una clase abierta por grupos de 30-40 y los evaluamos en la motivación y en el poder de armar comunidad. Con una clase, te puedes dar cuenta de quienes tienen capacidad de trabajar en grupo y quienes no. Los preparamos vía clases semanales de canto, danza y actuación. Este año también incorporamos circo en nuestra propuesta ciudadana. Hemos hecho teatro y canto en las cárceles como forma de crear comunidad y enriquecer espacios. En este sentido, el significado primordial para nosotros como compañía, es el desarrollo de la capacidad socialista y comunitaria del ser humano. Al mismo tiempo, tener un significado de reivindicación de los derechos humanos, nos ha permitido en muchas ocasiones, hacer charlas de derechos humanos con expertos en la materia, para todos los beneficiarios de los talleres, de forma totalmente gratuita, al igual que las clases que reciben de expertos y maestros en las distintas áreas.



Simón Aravena, Virginia Beltrami y Millantú Hilbert. Foto de Nicole Marín.


“Hermanos Ibarra”, en su último periodo, hace un teatro muy popular, de amplia llegada, que nos recuerda al teatro de Andrés Pérez y a cierto teatro callejero. Los referentes pop-ulares que utilizan, son locales o latinoamericanos, a diferencia de otras propuestas teatrales que se hacen cargo de la gran influencia cultural que nace en Estados Unidos o producto de la globalización ¿De dónde nace esta elección?


Nuestro último periodo de obras de teatro musicales, no está basado en espectáculos de Broadway, aunque he visto varios en Londres. Puedo decir que lo que hacemos con elencos multitudinarios, de más de 100 personas en escena, no tiene nada que envidiarle a esos espectaculos. Muy por el contrario, para nosotros es sobresaliente, cuando se trata de identificarnos como sociedad latina, sociedad chilena, y tener sentido de pertenencia, de entender la condición latinoamericana por medio de obras de artistas locales emblemáticos como Violeta Parra, Victor Jara o Jorge Gonzalez, todo con una estética latina, de cuerpos latinos diversos. Lo que hace Andrés (Pérez) con el teatro es algo que hemos integrado indudablemente a nuestro trabajo, sobre todo ahora, en que se hace ultra necesario que la política y el arte no la ejerzan los que gozan privilegios. Es así como estamos aunándonos, dialogando, como compañías de teatro, de manera excepcional en la historia de Chile. Se hace necesario cambiar las formas de administración de los recursos de este país. Hoy se hace más urgente que nunca, que los fondos concursables que nos han hecho competir descarnadamente, por décadas, entre pares, no sea la única forma de entregar recursos a los artistas y poner en el centro de la palestra otras formas de administración , tal cual como lo decía nuestro querido Andrés Pérez.



Ana Tijoux y coro ciudadano. Foto de Nicole Marín.


A diferencia de otros dramaturgos, tú le das bastante espacio a la improvisación en escena, para continuar terminando tus textos. En definitiva, el texto se termina bastante avanzada la puesta en escena. ¿Por qué esta elección y en qué te aporta esta metodología a la hora concebir tus textos?


Al ser un actor, entender el trabajo del actor, me encanta opinar cuando actúo, y a veces sueño con decir textos que improviso, también me encanta decir textos ya escritos y no cambiarles nada , pero hay un arma de la actuación que es la improvisación, y siento que es tan bello lo que ocurre en los ensayos, que es único y me gusta trasladar eso único y llevarlo íntegro a la performance del resultado final. Por otro lado, la obra nunca está terminada, se hace necesario re-visitar los textos hasta último minuto antes de estrenar, pues la dirección va viendo señales y cambios de paradigma en la puesta en escena, que pueden requerir ajustes y nuevos textos, y esos son los imprescindibles, porque surgen desde el ensayo para quedarse por siempre. Son como un panfleto lanzado al teatro, mi sueño seria un día que lloviera panfletos y después saliéramos a escupir textos por las plazas públicas, sobre todo, por dignidad.



Leer extracto de obra Pateando piedras


Las entrevistas de Interdram 2020, cuentan con el apoyo de Fondart Nacional, línea Difusión, convocatoria 2020. Ministerio de las Artes, la Cultura y el Patrimonio. Chile.


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